Reflexión Género
Voy a aprovechar este sentimiento de repulsa que me genera la muerte de Laura Luelmo, para sacar algo de lo que llevo dentro y he intentado transmitir tantos años.
Estamos en uno de los momentos más potentes del feminismo,
en el que más se habla de él y en el que más personas se identifican con el
movimiento y he visto tanta concienciación a mi alrededor últimamente que me
siento muy motivada. Ha llegado nuestro momento y estamos a punto de dar el
paso de un cambio real.
Existe un abismo entre hablar de las injusticias que
sufrimos las mujeres, hace cuatro años, a hablar de estas injusticias en la
actualidad. Aunque las situaciones injustas se siguen dando, la visión de mis
amigos y compañeros y de la sociedad en general ha evolucionado bastante.
El germen de esta problemática que es lo que quiero plasmar en esta entrada al Blog, está precisamente en las
mentes, en no ver el problema, en negar la evidencia y con ello justificar una
desigualdad tan real y tan tangible que negarla me parece inmoral.
Justo esta mañana veía a un escritor en la tele hablando de
feminismo y banalizaba a cerca del acoso que sufrimos las mujeres por nuestra
apariencia física, diciendo que él va a seguir echándole piropos a las mujeres
que le parezcan bellas. En este caso se trataba de un hombre de más de 80 años,
para empezar me muero del asco con el viejo verde desde mi sentimiento más
visceral y para seguir, molestar realizando comentarios a las mujeres a cerca
de su físico, insinuaciones, palabras subidas de tono y demás ocurrencias que
tenga cualquier señor y que te pueda soltar en cualquier circunstancia que le
venga en gana, me parecen una falta de respeto intolerable. Se justifican por
el simple hecho de que te los dice un hombre y tú eres mujer.
Tú encima te lo tienes
que tomar a bien, (es de traca), ya que desde tu posición de “sumisión” es un
cumplido a tu valor como mujer (que no es otro que tu apariencia física) y ese
viejo decrépito considera que eres de su gusto… ¡vomito!
Me ha recordado la intervención de este escritor en la tele,
a un profesor en mi primer año de carrera. Cuando dijo que hoy en día por decir
un piropo a una alumna parece que poco más y te pueden meter preso, que en su
época de estudiante a sus compañeras que alguna había, eran menos que hombres,
el profesor les dedicaba algún piropo en las clases. Yo me imaginé a las
pobres estudiantes de Derecho de su época aguantando en clase al baboso de su
profesor haciéndoles delante de todos sus compañeros insinuaciones, y le dije:
- Señor creo que comentar en las clases el aspecto físico de las alumnas tanto
por los compañeros y en este caso especialmente por la autoridad del profesor,
no es admisible. y le tiré ahí una pullita al decirle: - Igual de mal que
estaría si yo comentase su aspecto físico. Ahí ya el hombre que era bastante
mayor y con un importante sobrepeso se rió un poco nerviosamente y esquivó el
tema.
Situaciones como cuando le comunicaron a una persona de mi
entorno el sexo del bebe que estaba esperando, era una niña, y entre “bromas”
planteaban al padre que tenia que ir preparando el rifle para que no se
acercasen a su princesita y gañanadas del estilo. Se abrió un debate de cómo
bebería ir (dentro de más de 10 años) vestida la niña para poder salir de casa, o como serían las compañías aceptables o no aceptables para ella. Yo no daba
crédito a lo que escuchaba. Chicos jóvenes planteando que tener una niña es
poco más que un a desgracia, porque hay que proteger de los que se quieren
aprovechar de ella y ¿cómo la protegemos? Coartando sus libertades, claro.
Dibujo extraído de Dreamstime con un conjunto de profesiones representadas de manera completamente sexista.
Como sobra mencionar,
durante el año que trabajé en ese restaurante me negué ha realizar esa pregunta
a los padres para darle un juguete que se consideraba ajustado a un rol
determinado, lo que me dio muchas situaciones interesantes: Padres que por poco
necesitan un desfibrilador cuando le preguntas a su hijo que si prefiere un
mini patinete o una barbie por miedo a que puedan elegir la segunda opción, y
no dejaban ni contestar. Muchos casos donde las niñas elegían el juguete que
socialmente jamás se le habría asignado, otra en la que la niña dijo esto y el
padre dijo no, tu coges el otro… los fines de semana muchos padres llevan a los
niños a este tipo de restaurantes. En los cumpleaños la norma era contar los
niños y las niñas y encasquetarles el juguete estereotípico a su rol de género.
Se dieron muchos debates con mis amigos y compañeras de
carrera a cerca de estas situaciones, que por cierto mis compañeros de trabajo
veían como una cosa sin ninguna relevancia y la asumían con total tranquilidad.
Estamos todos muy acojonados por el "terrorismo islamista", copa
horas y horas de televisión, artículos sensacionalistas en la prensa, programas
completos de radio. Pero resulta curioso si pensamos que desde que se decidió
contabilizar a las mujeres muertas en 2003 van 972 mujeres que han sido asesinadas
por sus parejas o exparejas y en 2013 se empezaron a contabilizar a los niños y ya van 27.
Todas estas situaciones y decenas más que me vienen a la
cabeza: mujeres florero en los programas donde ni siquiera hablan y sus
compañeros les doblan la edad, “bromas”, todo esto es la semilla, lo que está
en las mentes, lo que intergeneracionalmente legamos y hace crecer la
desigualdad, los estereotipos, la diferencia irreal, el odio, la dominación y
la sumisión. Estas situaciones son el reflejo de la sociedad que da valores
diferenciados asignados al sexo incluso antes de nacer, ser El segundo sexo.
No se trata en la actualidad de promover unas medidas
punitivas más severas, se trata de defender las leyes que con mucho esfuerzo
hemos conseguido, de los movimientos políticos que las quieren echar por tierra
y deslegitimar. Creemos realidades paritarias para ambos sexos desde la
infancia gocen de una igualdad real, diferente de nuestra cotidianidad de situaciones como las que he
descrito.
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